Hoy no pude
hablar con la luna.
En temida
indiferencia se ahogó mi voz en el vacío.
El halo de
mi ilusión mancillada se tornó violento y sombrío
Y mi llanto,
ya sin oídos…
…envolvió
finalmente en tragedia mi antigua alegría nocturna.
Hoy la noche
se volvió enemiga sin tregua.
Caí abatido
ante la absurda imposibilidad de lo posible.
Avasallado
por la necia y lógica falibilidad del amor inquebrantable.
De aquella rebeldía
incorregible…
…de una luna
que lejos del sol, en ausencia silenciosa llora y mengua.
Hoy, tu
rastro de luz apagada hirió de muerte mi cordura.
El recuerdo eterno de tu presencia majestuosa no pudo ya consolarme.
Y la vieja
melodía nocturna de complicidad ahogada dejó amargamente de arrullarme.
Al final... no sé si fue
para salvarme o para matarme,
…pero algo de mí se extinguió sin duda ese día terrible cuando calló la luna.