(De un tiempo que hoy me parece muy lejano, cuando se me venía el mundo abajo)
10 de Julio, 2002
¿Qué hacer ante lo invisible de la cotidiana realidad?
¿Qué hacer cuando lo que más duele anida en mi existencia?
Estos son días tristes
Tiempos de desolación
Tristeza que penetra en las recónditas sombras de las más grandes dinámicas humanas
Tristeza que se nutre del diario acontecer
Y se arraiga entre las sórdidas corrientes del sentir
Emoción quemante que crea estrechos lazos con el dolor ajeno
Dolor colectivo que como estruendo explota en una inmensa soledad
Dolor que se expresa en el grito ancestral de la desesperación
¿Qué hacer ante el acecho de la imposibilidad?
¿Qué hacer cuando ya todo se ha hecho y nada se ha logrado?
Estos son días tristes
Tiempos de desolación
Como vela que naufraga he perdido mi razón
Navego en el mar de la infame desilusión
Desprestigio de la raza humana
Hombres verdes con rostros negros
Acallan diariamente la belleza del alma
Y como demonios engendrados bajan del imperio inhumano
¿Qué hacer cuando todo ha terminado?
¿Qué hacer cuando la realización de lo redundante se vuelve cotidiano?
¿Cómo poder parar el desenfreno del vicio humano?
Si los aires candentes del sur no lo han logrado controlar
Si los hombres y mujeres doradas lo cargan en su seno
¿Qué hacer ante la noción del ofuscado destino?
¿Qué hacer al saberse derrotado antes de librar la batalla?
He buscado arduamente la contradicción de estas letras...
Y la he encontrado en mi deformidad
Estos son días tristes
Tiempos de desolación
Muéstrame entonces el significado de esa ave que lleva en su pico una esperanza...
Muéstrame la última razón...
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