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miércoles, 30 de diciembre de 2009

Así es la vida...

(una crítica jarocha al sistema en diez estrofas)

¡Te leo la mano mi'ja!

Azotan las olas abatidas en las interminables franjas de arena que aparecen mágicas entre el verde tropical. Terminan su largo viaje marítimo y bailan una y otra vez incansables al ritmo del vaivén diurno. El mar se pierde misterioso en el horizonte azul que marca el límite de la vida. ¿Qué habrá del otro lado? ¿Será que algún día podamos navegar hasta el fin del mar y encontrar la frontera del mundo?

¡Te leo la mano!
¡Anda, deja que te lea tu suerte! ¿Quieres saber tu futuro?
Vas a tener buena fortuna, lo puedo ver en tu frente. Veo riqueza y alegría en tu vida.
Sí, ya lo puedo ver. Eres una buena persona, te voy a leer la mano.
Eres una persona cabal, te gusta pagar tus deudas a tiempo, pero no te gusta cobrar lo que te deben.
Vas a tener una vida larga.
Veo mucha felicidad en tu camino.
Sí... aquí está. Vas a tener una buena vida. Lo puedo ver claramente.
Pero ten cuidado, veo también dos personas que te tienen envidia.
Sí, una persona en quien tú confías te va a traicionar.
Ahora dime, mi'ja,
¿cuánto dinero tienes en tu bolsa...?


...Esas son las mentadas gitanas. No son ni de aquí ni de allá. Ellas no tienen base. Ahorita están aquí, al rato están en Veracruz, de Veracruz se van a México. Andan en toda la república. Sí, también las conocen aquí como húngaras. Es lo mismo. ¿no?
Esta gente quedaron aquí en México cuando la guerra en su país... salieron huyendo y buscaron refugio en otros países. Cuando quisieron regresar a su tierra, ya no los quisieron. Por eso quedaron por acá rodando. Ahora andan acá haciendo negocio. ¡No les confíe joven!

Despierta una vez más el rugido altanero del mar, y al tiempo se diluye en el bullido de los niños que saltan al compás de las olas. Unos gritan asustados queriendo escapar de la resaca, mientras otros simplemente disfrutan del golpeteo del mar. El entorno se cubre de turistas que buscan olvidar sus miserables rutinas citadinas con el encanto de la playa. Los locales no pierden ocasión para participar del derroche de aquellos incautos forasteros. Se oyen los mantras costeños que invitan a comprar artesanías, rehiletes, botanas, bebidas. Cada cinco metros se escucha un costeño llamando a pasar a sentarse en el expendio de comida, rezando la letanía de los mariscos. "Pásele joven, tenemos pámpano, mojarra, chucumite, jaiba, cangrejo, camarón a la diabla, al mojo de ajo, al ajillo, arroz a la tumbada, ceviche, coctel de camarón, caldo de mariscos, ¿qué va a querer joven? ¡Pásele!"
El viento hace murmurar a las palmeras que se vencen ante la fuerza de sus grandes corrientes de aire. Es el viento también el que da vida al espectáculo. La percusión de las olas que se estrellan en las escolleras marcan el ritmo del mar. Mientras el cielo se perturba con el baile y el chillido de las gaviotas que se dejan llevar por la sinfonía marítima. Es el alma de la costa. Y en ese mágico entorno se abren paso historias que esconden en su mundana cotidianeidad las más profundas reflexiones sobre las contradicciones de nuestra sociedad.

I

¡Cocos, lleve sus coco' fre'quesito'!
¿Cuanto' le voy a dar?
¿Mande?
Sí, cómo no, ahoritita mi'mo se lo' preparo.
¿Cómo lo va a querer? Mire, le voy a dar este, tiene carnita, pero no e'ta muy duro...
ni muy maduro, ni muy tiernito. Como quiera el cliente. A mí me gu'ta que el cliente quede contento.
¿Quiere limón?
¿Cómo no? Oritita le estoy dando... péreme, déjeme darle lo' vueltos a e'ta señora que ya se me va.
Esto e' suyo señora, y muchísima' gracia'.
Limón, limón, aquí le ponemo'.
Ahorita, yo lo' atiendo... Como quiera el cliente.
¿Así o le ponemo' más?
...Otro poquito. El chiste e' que queden contento', y así quedo contento yo.
Pues sí porque se van contento'. A lo mejor otro día vienen. Le' gustó cómo lo' traté, y...
¿limón? Sí... péreme, oritita está.
Si quedan contento' pue' me vienen a bu'car otra vez.
Sí pue', si vengo amargado a vender, pues noma' no vendo nada, no hay negocio.... ni modo.
Así es la vida...

II

Sí, yo aquí pago piso. Pago al municipio por el coco que se van a comer. Hay que pagarle a zona
federal porque esto e' federal, el piso, compro el coco, compro el limón, compro el popote, compro el
picante, compro todo.
E' poco lo que queda, pero pue' ni modo...
Hay que pagar al municipio el giro de venta.
El otro día me pelié con el presidente municipal... era un doctor, pue' yo lo cono'co porque, es de ahí
de Galván...
Le digo oye, nos e'tás cobrando muy caro ya.
Y me dice... "el municipio quiere dinero".
¿Quién se echa el dinero? ¿Quién mueve el dinero?
El municipio no lo agarra... las paredes no lo agarran...
Tons yo lo digo, ¿quién quiere el dinero, tú o el municipio?
Y me dice, "bueno, ahí vamos por mitad."
Fíjese namás.
Pues sí... pa que así, ya no anduviera yo con tanto cuento, ¿verdad?
La mitad pa la caja y la mitad para su bolsa...
El gobierno quiere el dinero... él no sabe si yo como o no como.... ni modo.
Así es la vida...


III

Limpiécito eh...
La verdad les di buen coco.
No sé si los vaya yo a dejar contento', pero, yo lo' estoy atendiendo...
¿Aquí qué va?
Limón y chile, sí... ahorita está listo.
U'tedes saben que por andar caminando aquí, me cobran, con la carretilla...
Sí... Aquí todo' pagamo',
Así venga el que anda vendiendo cocadas, dulce que hacen así de coco, el que vende collares, que ande vendiendo... lo que venda, el que venda... tiene que pagar.
¿No vieron un viejito que anda aquí, un viejito que anda con uno' botanero', con eso' palitos de botanero'...?
Pue' ese señor tiene que pagar también...
¿Limón ahí?
¿Le pongo chile también joven...?
Sí señor... de la muerte y los impuestos, no nos e'capamos.
Y si uno no paga... pue' vienen a cobrar aquí... o pagan, o a ver qué hacen.
Tenemo' que pagar, pue' tenemo' que trabajar... ¿qué hacemos? Ni modo.
Así es la vida...

IV

Namás voy a hacer otra cosita.
Aquí voy a hacer e'to porque tiene arena. E'te coco lo pusieron en la arena.
Si yo pego el machetazo ahorita aquí, toda la arena va a caer arriba...
Y aquí en mi carreta tú no agarra' ni un granito de arena.
Me gusta traer mis cosas limpia'.
E'to e' fácil, ahorita lo vamos a arreglar.
Si yo te doy el coco así como e'ta, ahorita sigo partiendo, y ya se los voy a dar con arena, y así no...
Yo lo e'toy dando limpiecito. Lo que yo quiero e' que u'tede' queden contento'.
Sí... hay día' que entre semana no hay nada.
Ahorita, pues son la' vacacione' e'tas.
Ya pasando todo e'to, hay vece' que me llevo toda una semana sin vender un coco, no hay gente.
Si todo' lo' días vendiera yo así... qué bueno. Pero hay día' que...
¿Le pongo sal a e'te?
Hay semanas que no viene gente y no se vende... no se vende. Ya namá' los sábados y lo' domingos.
Semana santa sí... pero e' una cosa de cada sei' meses, cada año.
La' vacaciones sí, julio y agosto son uno' gentionones, y ya de ahí, muy poco, ya lo poquito que se hace sábado y domingo... Ya todo el año, pue' no sale nada... pero pue' qué le vamo' a hacer... ni modo.
Así es la vida...


V

¿Así o más?
¿E'te qué va a llevar?
¿Limón nada más?
Como u'tede' me pidan a mí. Si u'tede' me dicen que con puro limón, pue' puro limón le pongo, si con picante, picante.
Uno' me dicen, "sí, pero con poquito" otros que "póngale bastante" según el gusto.
Se ve feo el coco por fuera, pero mire, su carne e'tá limpiecita. Ta recién cortao e'te coco. E'tá fre'quesito...
¿Limón y picante?
Creo que vamo' a tener que partir otro limón.
Aquí ahorita e'tá así... hay aire. Hay aire, pero si no hubiera aire, y estuviera el sol... de aquí a ahí, corren ustedes. Quema el sol. En mayo... aquí mayo, junio, en el día no oye' una gotita de aire, son uno' calorones enorme'.
Ya namás quedan tre' cocos.
Pero no hay problema. Orita vamo', recargamo' esto. Orita le echamos más.
¡La cosa tiene remedio! ¡La cosa tiene remedio! Si ya se hubieran acabado... ya no hay más, pue' ni modo, ahí le paramos.
Asi es la vida...


VI

No va a llover. E'to que ve' así, e'to e' puro frío... puro frío. Aquí no llueve orita.
Ves en la tarde... yo quisiera que viniera' en la mañana, ves unos negrurones, así mira, una franja se ve así, desde allá. Así la ves ha'ta allá agarrando todo Veracruz.
Son uno' negrurones que dice uno "se viene el mundo abajo, nos ahogamos."
Pero como trae viento... ya cuando vemos que pasa de aquí, que va allá, por allá...
Entonce' digo, "se irán a ahogar otros por allá, porque aquí ya no".
Aquí ves un aguacero, que está el aguacero, y ves la gente... esto está lleno esto de gente. Se meten aquí, se meten allá y dicen, "no pues no sirve el tiempo" "nos vamos a ir". Yo les digo, "espérense media hora". A la media hora está el sol que al último tienen que echarse protector porque quema.
Aquí nomás es un rato la lluvia. Ademá' aquí puede llover to' el día y toa la noche 'i quiere... ¡Todo el santo día y toda la noche! Y aun a'i, no vamo' a encontrar un charco. No se hacen lagunas... esta tierra es una esponja.
Aquí cae agua... Se hace un charco ahí, se llenó de agua, a la media hora ya se secó, ya se la chupó la tierra. Y por allá no... porque es tierra de esa, dura, seca. En la ciudad, en México, en todo' eso' lugare', la tierra e' dura... y el pavimento, ¿cuándo se filtra?
Aquí puedes poner una manguera, bótele y bótele agua y cuándo... Aquí no.
Por allá e'tán sufriendo de agua y nosotro' acá tenemos demás...
Así es la vida...


VII

Yo veo en la tele que allá en México tienen en parte que comprar agua con pipa, y que no tienen agua... Y veo todo eso seco ahí donde le ponen la cámara.
Digo, mira nomás, y nosotro' tenemo' agua en el río, en la laguna, agua potable, y ahí orita van ahí donde e'tán esos baño', ahí, está la bomba. Namás le pegan, le bombean y hay agua allá... ¡y agua dulce!
Namás le ponen una bomba y a llenar los tanques arriba. Sí... aquí hay mucha agua.
E'ta tierra e' muy buena. Lo malo que ya también nos e'tamo' acabando todo.
¿Usté conoce las acamayas? Son camarone' gigante' de río. Ante' acá había mucho de eso'.
Pero ya están muy escasas, casi no hay ni en la' laguna' ya. Es que es la cosa... la situación ta tan dura que no... ¡ya nace una y se comen veinte!
Ante' aquí, hace muchos años... hace más de cincuenta años, (yo e'taba chamaco todavía...) Aquí te ibas ahí a la orilla de la laguna y el río, y cuando venía el pantano, o sea la planta esta de los ríos... de ese pantano, que le llamamo' nosotros. Te ibas ahí, le hacía' así con una nasa y sacabas el viaje de camarón. Orita no agarra' nada. Todo se acabó. Aquí había muchísimo pescao, mucha acamaya, mucho camarón, había mucha mojarra, chucumite, cangrejo.
¡Ahorita si te ven con un viaje de cangrejo vas derechito a la cárcel!
Ta vedao, ta vedao. Aquí ta vedao.
Ante' había de todo... pero todo se va acabando... Y yo... ya me estoy acabando también... ni modo.
Así es la vida...

VIII

Ante' aquí salía uno en tiempo' de agua, taba lloviendo, ponías un hule y te iba' y encontraba' las tortuga' poniendo... las tortugas que estaban poniendo. La agarrabas, le sacabas lo' huevos, hasta la matabas y traías la carne... ¡y comías carne! Ahorita, me agarran con uno de esos... ¡Y has de cuenta que maté diez cristianos! ¡Derechito a la cárcel! Ni permiso me piden, "este va pa'dentro".
Ta vedao, aquí ta vedao.
Tanto y tanto, ya no' acabamos tó. Ya todo se acabó.
Antes, aquí nos veníamos con lo' cordele', en la' tardes, ya en la' tardecitas como a la' tres, la' cuatro, y nos poníamos a pescar y matábamos los robalos ahí.
Ahorita... ¡Ni en fotografía los conozco ya! ¡Ya ni en fotografía lo' veo!
Aquí matabas chucumite, robalito, mojarra...
Ahorita nomás viene uno que otro pescao que de repente anda loco por ahí, y lo agarran. Todo se acabó.
Antes había muchísimo... Había menos dinero, pero había mucho que comer.
Ahorita hay más dinero... entra más dinerito, pero hay menos que comer. Y el dinero no se come. No sirve pa comer...
El dinero no sirve pa comer, pero sirve pa comprar.
Y canijo está cuando no hay dinero ni pa comer... ni modo.
Así es la vida...


IX

Como dijo el santo papa, cuando pasó por aquí... porque por aquí pasó cuando iba pa México...
Dijo el santo papa... ¡solamente Veracruz es bello!
Y me dice uno... soy de aquí de Veracruz. "Sólo Veracruz es bello..." Me dice, "¿y su capital Jalapa no?" Y yo digo, sin Jalapa... ¡sólo Veracruz!
Y dice el otro que e'taba tomando, que tenía un litro de aguardiente.... dice, lo que estoy tomando está bendito. ¿Por qué? Le digo.
Y me dice, cuando venía el papa, le puse dos litros de aguardiente y desde arriba le hizo así...
Bendició el padre... por eso el aguardiente que hacen en Veracruz es bendito.
Cuando vengan, vengan a estar uno' ocho días por acá. Poco se sale y el día que se sale, namás por un día o dos, pues no...
Le digo a una señora... yo pensaba que u'tede' ya no iban a venir pa cá para Veracruz pa bañarse... ¿Por qué? Me dice...
Digo, pue' ustedes ya tienen sus playas en México...
Ya les hicieron en México playa. No, dice... ¡Eso no sirve, eso es una alberca! ¡De aquí de Veracruz se llevaron la arena! La llevaron pero no llegó... se la robaron los políticos. Hasta eso se roban.
Por muy bien que les hagan ahí, y les hagan olas, remolinos, y todo, no hay como lo que tenemos nosotros... natural. No se pue ver al horizonte. ¡Allá no hay lo que tenemos nosotros! Ni modo.
Así es la vida...

X

Ahí está... he terminado con u'tede'...
Son ocho, sí, ocho, son ochenta, cinco por ocho, cuarenta, ciento veinte pesos...
No, no tengo cambio, la verdad...
Sí... sobra. Le sobran ochenta peso'. Son cinco por ocho, cuarenta, y ochenta, ocho son ochenta, cinco por ocho cuarenta, son ciento veinte...
Le tengo que regresar a él ochenta pesos. Así e' que son... cincuenta, setenta... ¡ochenta!
Pue' muchas gracias...
¿Y quedé bien?
No sé si quedé bien con u'tede' o quedé mal, pero yo traté de quedar bien.
¡Así es la vida! Sí... Así es la vida... ¡pero sin dinero no hay comida!
Pue' ahí e'tá. Cuando gusten, por aquí, ya saben... bu'quen una carretilla que dice "Así es la vida" y yo los atiendo. Coco a su gusto. Yo veré cómo le hago. Si no tengo, yo veo con quién consigo orita ahí lo' cocos, pero sin coco... sin comer su coco no se van.
Nomás me buscan ahí por la bocana... Si no estoy, ay me llaman, ya yo vengo...
Vengo vendiendo... de aquí pa llá y de allá pa cá.
Ni modo, qué tengo que hacer pa vender, caminar...
Ni modo señores...

!Así es la vida!




viernes, 4 de diciembre de 2009

El origen de las palabras...

¿Alguna vez te has preguntado de dónde vienen las palabras? En dónde estaban antes de que llegaran a tomar un lugar entre las páginas de un libro o entre las hojas de un periódico; antes de dibujarse en los pixeles de un mensaje virtual, o en las letras de una canción, una poesía o una nota de amor. ¿De dónde viene el “compañero” y el “camarada” de un discurso, o la “libertad” y la “unidad” del revolucionario?¿Dónde estaba la “correlación de fuerzas”, el “análisis de coyuntura” y la “táctica y estrategia” de una asamblea antes de que fueran eternizadas en el eco de algún recinto? ¡Dónde estaba el “amor” y el “te quiero” antes de que fueran declarados! ¿Dónde estaba la “ternura” y el “cariño” de una compañía nocturna? ¿Nunca te habías preguntado de qué mundo tan extraño y lejano podría venir un “te amo”?
Quizá nunca lo hayas pensado. Puede ser que no te parezca importante. Quizá te sean tan familiares y cotidianas las palabras que se te haría completamente absurdo pensar que pudieran no haber estado siempre aquí. Acaso pensarás que es cosa de locos buscar el origen de lo que siempre ha sido. ¡Qué idea tan estúpida! ¿A quién se le ocurriría preguntar de dónde vienen las palabras? Me dirás que siempre han estado ahí. Como Parmenides, argumentarás que lo que ahora es, no puede sino haber sido siempre.
Sin embargo... después de que me hayas refutado mi ridículo interés de buscar una obviedad, te irás a casa y antes de decir una palabra, te encontrarás con una idea que querrá salir al mundo pero, extrañamente, no encontrarás una palabra que la pueda liberar del cautiverio. Entonces rápida y ágilmente repasarás aquellas que conoces hasta que finalmente un par de adjetivos y sustantivos vendrán en tu auxilio y podrás finalmente liberar tu idea. Pero después te darás cuenta de que éstos no fueron lo suficientemente astutos para liberar completamente la idea. Entonces, te verás en la necesidad de buscar una nueva palabra, no ya para liberar una idea sublime y kantianamente trascendental, sino para expresar una simple banalidad o simplemente para describir la idea de tu relación física con tu entorno cotidiano. Entonces verás que cualquier palabra que te sea familiar será verdaderamente pequeña para aquella mundana idea que en ese momento habitará en ti. Te darás cuenta, como Lacan, que las palabras no te podrán ser nunca suficientes. Siempre habrá una parte de lo Real que será invisible a las palabras, (y con esto no quiero decir a “tus” palabras o las “mías”, sino a “las” palabras.)
¿Te das cuenta del problema...? Si a cada idea correspondiera una palabra, entonces yo no dudaría de que las palabras hubieran pertenecido siempre a este mundo. Si por cada idea, y por cada sentimiento, tuviéramos una palabra liberadora que abarcara su totalidad, entonces sería muy claro que las palabras serían tan humanas y tan mundanas como cualquier idea, cualquier situación o cualquier fenómeno. Sería evidente que las palabras habrían estado siempre ahí, completas, abarcadoras y coherentes. Nada en este mundo de humanos y de realidades naturales les sería ajeno.
Pero... ¿Te has percatado de que esto no sucede de ninguna manera así? Todos hemos sentido más de una vez que no tenemos palabras para describir nuestro estado de ánimo, nuestras ideas, nuestro entorno, o simplemente para describirnos autoreflexivamente. Todos conocemos el rostro de esa inefable emoción que nos visita una y otra vez en la vida, y a la que aun no podemos ponerle nombre.
Pues sí... Todo esto es muy cierto ¿no? ¿Quién podría negar que nos faltan siempre palabras? Sin embargo, me dirás que esto en sí no tiene nada digno de robarnos el sueño. Me dirás que precisamente por eso las palabras son algo que puede simplemente ser inventado. ¿Qué no para eso existen los neologismos?
Puede que tengas razón en esto. Todos sabemos que las palabras simplemente se “inventan...” ¿O no...? Pero quién sabe qué tan de acuerdo estarían los físicos y los filósofos que después de todo nos han representado este mundo de forma tal que en el paradigma de las verdades científicas, la destrucción y la creación son una imposibilidad. Después de todo, no se puede crear ni destruir la materia y la energía, ¿o qué no?
Y si nada puede ser creado o destruido, ¿cómo pensar entonces que una palabra podría aparecer de la nada? Esto sería tanto como asegurar que puedo hacer aparecer el amor de la nada. Todos sabemos que el amor no puede aparecer así nada más. No, el amor siempre es el resultado de una metamorfosis, de una transformación. Antes de que el amor fuera amor, era una caricia o una palabra dulce, quizá un aroma o una imagen. Las más de las veces –aunque pocos lo han podido entender– el amor era una historia, un compromiso, una amistad... una verdad. Sí, el amor siempre fue algo antes de ser amor. No existe amor que surgiera de la nada.
De la misma manera, ninguna palabra podría ser producto de la aparición fantasmagórica. Toda palabra tuvo que haber sido algo antes de ser palabra. Esto tampoco es muy misterioso, me dirás. “Todos sabemos que las palabras antes de ser palabras, eran ideas.” Puede que eso te suene muy convincente... pero todavía hay otro problema en el que quizás no has reparado. Si las palabras antes eran ideas, entonces tuvieron que haberse transformado de ideas a palabras, es decir, tuvieron que haber dejado de ser ideas para ser palabras. Pero... entonces... ¿por qué las ideas nunca dejaron de ser? Aun a pesar de las palabras, las ideas no dejaron nunca de existir. Cuando una palabra emerge en forma de neologismo, la idea en ningún momento desaparece. En todo caso, a partir de que llega el neologismo, existiría una idea y además una nueva palabra para la idea, pero nunca una palabra en lugar de la idea. Si fuera así, entonces las palabras estarían vacías... significantes sin significado.
Entonces... como puedes ver. El problema es más complejo. Cada vez hay más palabras porque todavía no hay suficientes palabras para todas las ideas, pero las palabras no pudieron surgir de la nada, y tampoco pudieron ser transformaciones de las ideas. Entonces, la única conclusión que queda es que las palabras tuvieron que venir de algún lado... es decir, de algún otro lado.
Si esto todavía no te convence y sigues creyendo que las palabras no vienen de otro lado, entonces te voy a mostrar otra evidencia para mis afirmaciones. Quizá te sorprenda una vez más, pero el problema no es sólo que no haya suficientes palabras para la totalidad de las ideas y las realidades de este mundo. No... el problema es todavía más complejo.
¿Qué no te has dado cuenta de que hoy se han colado en este mundo palabras que no corresponden a ninguna realidad de este mundo, es decir, palabras que no las podemos entender porque no son de aquí. Por supuesto que no me refiero a las diferencias entre los lenguajes. No gastaría pixeles para justificar una simple variación lingüística y cultural. Eso no es nada más que la condición de variabilidad de toda especie que presuma de inteligente, simbólica y cultural. La incomprensión que resulta de la diferencia entre los idiomas no se debe más que a la diversidad en la forma de las palabras que ya están alojadas en este mundo. No... a lo que yo me refiero es a algo todavía más extraño y más ajeno a cualquier realidad de este mundo.
Tal como dedujera Kurt Gödel en su teorema de la incompletud, existen una gran cantidad de proposiciones que no pueden ser probadas ni refutadas lógica y matemáticamente. Así es... a pesar de que muchos todavía pensamos que las matemáticas son exactas y nunca nos van a fallar, resulta que en realidad, existen muchas proposiciones que nunca vamos a poder probar ni refutar. Puede que te suene extraño esto, pero te voy a dar un ejemplo fuera de las matemáticas a manera de ilustración. ¿Podrías acaso decirme si es cierto o falso el enunciado “estoy mintiendo”? Si fuera verdadero, entonces sería cierto que estoy mintiendo, por lo que el enunciado tendría que ser falso, lo cual significaría que no sería cierto que “estoy mintiendo”... y si no es cierto que “estoy mintiendo”, entonces sería cierto lo que digo, por lo que tendría necesariamente que ser falso. En realidad, este enunciado existe pero nunca vamos a saber si es cierto o es falso, o sea que nunca vamos a saber qué idea se esconde en ese enunciado.
Ante esta terrible incertidumbre, Foucault simplemente suponía que aunque nunca podamos conocer el número infinito de ideas y palabras, con estructuras lingüísticas que contengan un número finito de elementos, siempre sería posible alcanzar a enunciar un número infinito de ideas. Muy fácil... palabras infinitas, pero con estructuras finitas, serían suficientes para poder abarcar la totalidad infinita de las ideas. Sin embargo, el problema no es así de fácil. Ya hace algunos siglos Galileo se había dedicado sin éxito aparente a descubrir los misterios del “infinito”. Y no vayas a creer que le faltó capacidad y convicción para desenredar esta obscura y compleja madeja de la infinitud. Por el contrario... quizá nadie se hubiera acercado tanto como él al infinito, si no fuera por su grandeza. El problema es que esto del infinito es cosa seria. ¡Imagínate nada más que a principios del siglo XX, el matemático e inventor alemán Georg Cantor se volvió loco investigando el infinito!
Cantor logró descubrir una multiplicidad de infinitos, es decir, la existencia de un infinito de infinitos, y un infinito de infinito de infinitos, y así sucesivamente. Resulta entonces, que no era posible pensar que la realidad se detuviera en el infinito, pues existe un número incalculable de realidades que exceden al infinito. Esto significa para nosotros que no es suficiente con decir que las estructuras lingüísticas que conocemos alcanzan a construir un número infinito de ideas, porque este número infinito de ideas no es suficiente para la totalidad de ideas posibles en todas las realidades posibles. Recuerda que la mayoría de nosotros, neciamente, sólo conocemos una realidad... y esta realidad es una realidad antinómica en donde algo es verdadero o falso, algo existe o no existe. Pues resulta que si seguimos esta lógica, no será difícil descubrir que nuestra realidad, nuestra verdad, nuestra existencia y nuestro infinito no son más que una sola de las posibilidades.
Si me sigues todavía, no te será difícil deducir entonces que si las palabras no pueden ser creadas de la nada, y las que hoy se encuentran en nuestra realidad no son suficientes para este mundo, y al mismo tiempo se nos han colado palabras que describen otros mundos infinitamente inciertos e ininteligibles para nosotros, entonces, no se podrá negar que las palabras vienen de uno de esos lugares más allá de nuestra lógica y nuestra realidad, más allá de nuestras imaginaciones, más allá de nuestras racionalidades... de uno de esos infinitos infinitos.
¿Comprendes ahora? Las palabras no son terrestres. La única posibilidad que resta es aceptar que las palabras son sólo inmigrantes en nuestro mundo, y que por lo mismo nacieron en algún otro lugar lejano y diferente. Pudiera parecer insensato, pero es evidente entonces que aunque son tan cotidianas, las palabras nos son tan ajenas como la contradicción misma. Son sólo pequeños visitantes que vienen de otros mundos tan diversos que no podemos ni imaginar.
¿Es que nunca te has puesto a pensar que el “amor” no puede haber nacido en el mismo lugar que el “egoísmo” o el “rencor”? ¿Cómo sería posible que la “tortura” y la “hermandad” fueran de la misma especie? No... esto no podría ser posible. Es evidente que existen mundos muy distantes y contrarios que son habitados por palabras opuestas y contradictorias. Existe por ejemplo un mundo que fue habitado por palabras como la “ternura”, el “cariño”, la “sensibilidad”, la “atención”, la “dulzura” y la “generosidad”. Esta especie de palabras son de una naturaleza tan sublime que un buen día decidieron dejar su mundo para salir a iluminar y llenar de luz otros planetas como el nuestro. Pero también hay otras palabras como el “odio”, la “agresión”, la “envidia”, el “chantaje”, la “vanidad” y la “soberbia” que después de haber destruido su propio mundo se vieron en la necesidad de buscar otro planeta, al que como parásitos irían devastando hasta tener que mudar una vez más.
Un día todos estos viajeros de distintas especies llegaron a un lugar tan majestuoso y lleno de vida, en el que decidieron quedarse a vivir permanentemente. En este lugar encontraron tantas ideas que cada uno comenzó a cobijarse con la que mejor le quedaba. Sin embargo, las ideas de este mundo eran tantas y tan complejas que muchas de ellas quedaron sueltas, sin palabras que las pudieran expresar. Sucedió también que a veces una misma palabra se confundía y comenzaba a cobijarse sin darse cuenta en dos o más ideas al mismo tiempo. Así, por ejemplo, resultó que la “izquierda” y la “democracia”, o el “éxito”, la “madurez”, lo “sensato” y lo “insensato”, la “masculinidad” y la “feminidad”, podían referirse a muchas cosas al mismo tiempo... ¡Y a veces estas cosas eran verdaderamente opuestas!
Ahora entiendes por qué las palabras nos son a veces tan extrañas. ¿Comprendes por qué nos es tan difícil saber cuál es su naturaleza y asimilar completamente lo que nos quieren decir, y por qué para lograrlo necesitamos siempre hacer gigantescos esfuerzos? Pues bien, ahora te digo que estos grandes esfuerzos no son en vano ni son ociosos. Por el contrario, recuerda bien lo que te voy a decir porque de ello depende la supervivencia de todos los que aun nos llamamos humanos. Debes siempre hacer ese máximo esfuerzo por comprender a las palabras. Acércate a ellas, conócelas, pregúntales sobre sus mundos, sus historias, sus destinos.
¿Sabes por qué decía Freire que había que conocer las palabras para conocer el mundo...? Él ya se había dado cuenta de que las palabras no eran sólo visitantes pasivas en nuestro mundo. Por el contrario, él sabia que cuando las palabras llegaron a este planeta, se encontraron con un mundo cautivo de ideas que no podían realizarse, con personas que no podían pensar por carecer de lenguaje, con individuos que no podían construirse como sujetos, en fin... con un mundo vacío y autómata, con vida pero sin ella. Entonces las palabras se dieron a la tarea de construir al mundo y a las personas. Efectivamente, fueron ellas quienes nos construyeron a su imagen y semejanza. Aunque no lo creas, todos los seres pensantes estamos construidos por palabras, somos el reflejo de ellas. Las palabras nos hacen quienes somos.
La realidad misma está construida por palabras. ¿No me crees? Imagina entonces que esta realidad está construida con una serie de palabras que la hacen existir en nuestra conciencia de formas completamente parciales y ocultas. Por ejemplo, en esta realidad no se habla de “opresión” y “explotación” sino de “relaciones laborales”. Aquí no se dice “revolución” sino “reforma de Estado”. No se cometen “asesinatos masivos” y “crímenes de guerra”, sino “daños colaterales”; no se habla de “traición” y “engaño” sino de “momentos malos” e “incompatibilidad”. No se habla de “concentración de capital” y “polarización de la pobreza” sino de “crecimiento económico” y “oportunidades”. No existen “guerrilleros” sino “delincuentes”. No existe la “plusvalía” sino el “valor agregado”. No hay “Estado burgués” sino “democracias liberales”. No hay “guerra de ocupación” sino “conflictos”. No existen “derechos laborales” sino “privilegios”. No se habla nunca de “tortura” sino de “abusos” e “interrogatorios extremos”.
¿Te das cuenta cómo la realidad puede ser tan diferente dependiendo de las palabras que la representen? Ahora entiendes por qué es imperativo que nos acerquemos más a las palabras. Recuerda entonces que si logras finalmente familiarizarte con las palabras, conocerlas desde sus orígenes hasta sus destinos y logras penetrar en las ideas escondidas en cada una de las palabras, entonces podrás construir este mundo como tú quieras. Podrás entonces crear una realidad diferente, una en la que la “justicia” sea la “justicia” y la “libertad” atraviese todos los significados, una en la que el “amor” esté en cada palabra y en la que finalmente puedas reconocer las palabras que entran en tu cuarto todas las noches cuando te pienso y te visito en la inmaterialidad de tus sueños, cuando acaricio tu mirada, te susurro algo al oído y cobra vida un “te quiero”.