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jueves, 30 de enero de 2020

El amor y la amistad

¿Existe alguna relación entre el amor y la amistad? Algunos dirían sin pensarlo dos veces que la respuesta debe ser una afirmación evidente, no por nada el calendario ha dedicado todo un mes a este enigmático binomio. Y en efecto, el halo espléndido de aquella fecha haría pensar que se trata de una relación incuestionable. Circulan millones de divisas en diversas codificaciones, prodigando cariños de chocolate, en un frenesí de compra y venta de consciencias y voluntades. Las catedrales del consumo se engalanan con corazones de cartón y globos rotulados con las frases de amor más carismáticas que la sociedad del derroche es capaz de articular.  Las redes virtuales se llenan de efímeras disertaciones a favor o en contra de la diada en cuestión, articuladas con pequeños aforismos de plástico, algunos vaticinando noches de amor pasional y otros impulsados por la infortuna del desamor, hilando artimañas para violentar las exhibiciones de amor ajenas. De pronto, tan abruptamente como llegó, el dispendio de capital amoroso y amistoso pasa. La maquinaria se viste de una nueva celebración y la vida continúa sin problematización alguna de la naturaleza detrás de aquel difrasismo de febrero.

Pero no son ese amor y esa amistad los que ocupan el espacio en esta página. Mis palabras tienden a ser arrebatadas y poco elocuentes, las más de las veces carecen de sentido, pero hasta ahora (espero) no llegan todavía a ser de plástico. No gastaría tiempo y pixeles proponiendo uno más de aquellos desgastados adagios plásticos . No… en realidad lo que ocupa el espacio ahora es una duda que me surge del corazón en conflicto, una duda que puede parecer evidente, pero que en la praxis de la experiencia humana, resulta ser tan compleja como la duda filosófica primigenia. Me refiero específicamente a la relación profunda que hay (o no) entre el amor y la amistad, y al enjambre de preguntas que surgen de ella. ¿Qué es exactamente eso a lo que llamamos amor? ¿En qué consiste la amistad? ¿Cuál es la diferencia entre un amigo y un amante (en su acepción más simple de “aquel que ama”)? ¿Hay alguna diferencia entre el amado, el amante y el amoroso? ¿Puede un amigo amar a una amiga (o a otro amigo)? ¿Puede uno ser amigo de quien ama? ¿Se puede transitar del amor a la amistad? ¿Se puede pasar de la amistad al amor?

Tal vez no haya nunca respuestas concretas para estas cuestiones. Tal vez primero desaparezca la humanidad (y con ella el amor y la amistad) antes de que se resuelvan tremendos acertijos.  Pero no por falta de respuestas universales estamos imposibilitados para ensayar una solución práctica. Al amor quizá nunca nadie lo pueda encapsular en una definición única, pues hay tantas maneras de amar, como hay maneras de existir en el mundo.  Para alguien amar significa una semana en la playa, entre el sol y la arena, mientras para otro, amar equivale a esa misma semana en el frío de la montaña.  Para uno amar sería un verbo eternamente conjugado en pasado, mientras que para otro la conjugación estaría siempre en el futuro irreal. Amar puede ser para algunos un discurso lleno de adjetivos pomposos, mientras que para otros puede ser sólo un acto de silencio. Cuando algunos aman horizontalmente, otros lo hacen verticalmente. Mientras algunos ven el amor como un juego de pares exactamente iguales, otros encuentran en los distantes y pronunciados contrastes el mejor espacio para amar… Para algunos, amor es una palabra prohibida, mientras que para otros no es más que la obediencia a la norma y la legalidad. 

¿Y acaso alguien podría decir cuál de todas estas definiciones es la verdadera?  Supongo que cada una tendrá su razón fundamentada para autoproclamarse como “amor”. Pero entonces podríamos llegar a la conclusión de que realmente no existe el amor, pues cuando algo puede ser cualquier cosa, en realidad no es nada.  Quizá sea este el caso, aunque… por un acto de fe, yo me inclino a creer que sí debe existir algo que es común a todas las formas posibles de amar.  Y es que independientemente de su forma, no alcanzo a concebir algún amor que no esté dispuesto a sacrificarse por el otro amado.  En otras palabras, el amor tendría que ser capaz de buscar el bienestar del ser amado, aun por encima del bienestar propio.  Puedo estar equivocado, y probablemente lo esté, pero me parece bello e ideal pensar que para amar, hay que dejar de ser yo, para ser nosotros. Al menos este yo que escribe, no podría amar de otra forma.  Cuando se ama de verdad, se da todo, aun a costa de lo propio, que vale mencionar, no se pierde por causa del sacrificio, sino que se extiende en un acto de sublimación.

Ahora bien, si definir el amor parecía algo complicado, debe ser inmensamente más complejo el problema que implica empezar a pensar aun de manera incipiente alguna definición de la amistad.  Y es que en esta palabra cabe prácticamente todo, desde un encuentro casual a una pareja de vida, desde una compañía académica hasta una compañía pasional, desde un colega hasta un rival.  Amigo puede ser el que atiende diariamente en un café, hasta el que carga a otro en las noches de exceso… de hecho, como es sabido en vox populi, ni siquiera se tiene que ser humano para ser un mejor amigo. Y el problema se complica cuando la amistad se exige o se condiciona.  No alcanza la conciencia humana a entender a ciencia cierta qué es eso que da contenido y esencia a la amistad, pero a alguno o alguna se le ocurre natural exigir pruebas contundentes de ella. Se llega incluso hasta condenar y declarar non grata a una antigua amistad cuando esta no cumple con ciertas exigencias particulares. En efecto, en este rubro, considero que no tenemos mucha esperanza en términos de la proposición de una definición.

Pero yendo más allá de las definiciones… lo que me ha causado más conflicto aun es la relación que pueda existir entre una y otra realidad. ¿Cómo se pasa de lo primero a lo segundo? ¿Cómo se deja de amar para iniciar una amistad? ¿Qué significa ser amigo cuando se hubo amado? ¿Puede uno vivir enamorado de un amigo o de una amiga? ¿Puede uno ser amigo de quien vive amándolo? ¿Es posible reprimir el amor cuando así se amerita, y convertirlo forzadamente en amistad? Y todavía más preocupante… ¿Es posible no ser amigo o amiga de alguien a quien se amó? ¿Existe alguna situación que amerite reprimir el amor?

Me recuerdo hace poco pensando en este problema, y sufriendo realmente con un pensamiento que me dañaba el alma entonces, como lo sigue haciendo ahora… Me preguntaba en aquel instante, ¿cómo es posible que se pueda pasar tan fácilmente del amor al odio? No lo entiendo… ¿Cómo es posible que alguien un día se sorprenda queriendo lastimar y hacer daño a otro alguien a quien en un tiempo previo amó o de quien fue amado? Podría pensarse que se trata sólo de una cuestión ociosa, pero uno se sorprendería al ver la cantidad de casos que inician con amor y terminan en odio.  Es verdaderamente triste ver cómo más que la excepción, se trata de la norma.  El desamor deviene en rencor, en reproche, en culpa y en demás preámbulos a la intención de dañar, y en casi la totalidad de los casos, todo se origina en una comunicación deficiente y corrupta, así como en suposiciones e interpretaciones sesgadas por falta de mecanismos de traducción entre los mundos diversos de la subjetividad humana... Algunos dirían por falta de competencia intercultural o intersubjetiva. En aquel entonces (como hoy) realmente me robaba el sueño este problema y me preguntaba por qué tendría que ser siempre necesario terminar el amor con rencor y con odio. Por qué parecería tan difícil terminar el amor en libertad, en gratitud y en cariño… y sobre todo en amistad.  Si algo empezó con ilusión, cariño y amistad, ¿por qué no puede también terminar con ilusión, cariño y amistad? Si es que hubo amor, ¿por qué no pasar de la indiferencia a la consideración? ¿De la antipatía a la empatía?

Y con esto regresamos a la paradoja del amor que para dejar de existir se transforma en amistad o simplemente no se transforma y desaparece en el dolor y en el olvido. Yo en estos temas, me declaro indocto, y francamente inhabilitado en términos prácticos, pero no por ello dejo de tener una intuición incipiente, que sospecho más bien puede ser una ilusión... una que me dice que ambos, amor y amistad, en realidad deberían ser una misma cosa.  Sin embargo, cuando estos se vuelven polos opuestos irreconciliables… tengo la esperanza de que no se vistan de antagónía y autodestrucción. Ante la disyuntiva de la disección irreconciliable, yo deseo en el alma la supervivencia de uno sobre el otro.  Así, la superación dialéctica de la esperanza de amor eterno, será siempre la amistad eterna. La ontología del amor incondicional, se convierte en la fenomenología de la amistad incondicional, con todo y el mismo adjetivo. Y no quiero decir con esto que deban separarse ambas realidades. Yo, como soy idealista, defiendo la máxima que postula al amor eterno y a la amistad incondicional como una unidad solida o inseparable. Sin embargo, en un espíritu pragmático, intento desesperadamente desdoblarlos en mi rostro y corazón... Es posible... pero aun así, no podría nunca prescindir de los dos polos del binomio a la vez. Tendría que abrazar al menos uno de los dos elementos... amor y/o amistad... Destruir ambos sería como destruir toda esperanza en la humanidad.

lunes, 27 de enero de 2020

Paseo dominical

Ayer caminé por la ciudad... Hacía ya algún tiempo que no salía de este encierro emocional tan pesado e indolente. Y es que por la mañana, cuando aun no despertaba, una voz tierna y dulce me conminó a salir al mundo a contagiarme un poco de la alegría de un domingo de invierno. No sin algo de pesar, salí a reconocer mi vida nuevamente, tomado de la mano de un alma pura y hermosa. Caminamos por calles de adoquín y losa, entre el ajetreo de hordas de turistas que parecen andar sin rumbo fijo como hormigas que desvían su trayectoria al chocar unas con otras en un caos interminable.  Así también nosotros nos unimos al frenesí dominical, como viajantes ingenuos, maravillados por escenas extrañas y familiares a la vez.

De pronto nos encontramos al interior de una caseta telefónica al más puro estilo de la British Telephone Company, junto a nosotros un par de jardineras cubiertas de mozaico y flores, y una madre amamantando a un bebé. Así, parado en la calle peatonal, entre sillas y vitrinas exteriores, no pude evitar confundirme con un personaje salido del "Café de noche en París" de Van Gogh.  Pasamos después por puentes coloniales, desde los cuales pude ver la ciudad espléndida con un fondo blanco de volcan helado, como gigante que observa silencioso lo insignificante de nuestra cotidianeidad urbana.  Bajamos por el elevador de cristal, hasta llegar al río en donde a pesar de ser algo ya sabido, nuevamente nos acongojamos del cautiverio animal vuelto mercancía en este absurdo capitalismo mágico.

Caminando por el río entre murales y pequeños barcos de hojas secas, vi a lo lejos aquella mano gigante que alguna vez nos vio reir por la noche. Como una vieja conocida, me saludó en la distancia mientras me preguntaba por ti, y yo, sin saber qué decir, volteé la mirada y seguí caminando para no regresar a mi prisión de nostalgia. Ya en la vía del tren, un convoy de carga rodó entre durmientes antiguos y estructuras al vacío, por el mismo abismo en donde alguna vez tú y yo vencimos el miedo. Así, entre vías carcomidas y veredas derruídas, pasamos por áreas poco conocidas, vimos desechos industriales contaminando el agua, mientras manchaban de vergüenza la buena reputación del municipio; pasamos por cascadas discretas y parques de ahuehuetes olvidados, y en cada paraje siempre estabas tú.

Así, transcurrió aquel paseo dominical, hasta que llegamos a un pretendido santuario de mariposas que no tenía mariposas, y a una reserva que no tenía nada en reserva. Entramos pues a un recinto de orquideas y plantas carnivoras que devoraban la hipocresía de los turistas, mientras estos las convertían en postales digitales de bolsillo. Pasamos por puentes orientales y estatuas de piedra junto a remedos de estelas prehispánicas, que no por falsas dejaban de causar asombro.  Y en eso estaba, cuando finalmente descubrí algo en lo que no había reparado necesariamente...  A pesar de que siempre lo había sabido, no lo había entendido a profundidad.  Me di cuenta de que fui feliz. Supe nuevamente que era feliz.

Y sabes, mientras yo era feliz, no hubo un minuto en que no estuvieras ahí.  Estuviste siempre a mi lado, caminando junto a mí.  Estuviste conmigo en una banca debajo del puente. Estuviste del otro lado del texto. Estuviste en la vía, y en la calle de adoquín, sentada en la jardinera frente al teatro. Eras tú. Estabas en la plaza, y en aquel paisaje del impresionismo francés. En aquella esquina opaca por la niebla. Siempre tú.  Y sabes... fui feliz, porque estabas ahí, y ahora a pesar de mi tristeza, soy feliz también, por saber que estuviste ahí, y que sigues aquí, pues ahora la ciudad tiene otro color. Cada calle, cada rincón, tiene impreso tu rostro... y si no queda nada, lo único que permanece eres tú.  Y por ello te agradezco... por ser, por estar, por haber estado, pero sobre todo, por mirarme como me miraste, porque aun con tanta belleza que existe en el mundo, son muy pocos los que han tenido la suerte de encontrarse con ojos como los tuyos. Y yo los encontré... o me encontraron ellos a mi, no lo sé. Pero me miraron, y fui feliz.

viernes, 24 de enero de 2020

J'ai besoin de toi

J'ai besoin de toi. Comme un naïf qui ne connait pas de la vie, si tu n'es pas ici, je me sent perdu. J'ai besoin de la lumière de ton regard. J'ai besoin de tes yeux pour me sentir vivant. Parce qu'ils sont comme deux soleils qui ont allumé ce qui restait de ma vie.

Comme un fou qui a perdu la raison, je vois ta silhouette partout. Dans la rue qui nous a vu passer à la nuit, dans le coin où nous avons rêvé le monde un jour. J'ai besoin de ta présence, comme l'air qui est nécessaire pour respirer.

Je ne veux pas cette vie sans toi. Il n'y a pas de sens, si je ne peux plus écouter ta voix. J'ai besoin de dire ton nomme, comme une medicine qui fixe mon coeur malad. J'ai besoin de toi, parce que c'est toi qui a habité toujours dans mes rêves... parce que je n'avais jamais aimé comme ça.

J'ai besoin de toi... Mais si tu ne m'aimes pas, je garderai cet amour silencieux pendant des années dans ce qui reste de mon espoir blessé, et je calmerai lentement ma douleur avec morceux des mots, solitaires, écrits dans le vide, sans signification évident... des mots qui mon coeur seulement peut comprendre.

martes, 21 de enero de 2020

De inclusión y rebeldía


Hoy, lejos de mi cada vez más distante cotidianeidad, en aquel recinto sagrado del saber, todavía algo desvelado por el viaje y por mis noches de nostalgia eterna, intentaba asimilar palabras en otro idioma, en otro código, que me hablaban de conceptos tan aparentemente familiares, pero llenos de contenidos extraños e incluso hostiles. Hablaba el experto en turno de inclusión y desarrollo, de diversidades armónicas que entretejen mundos de diferentes colores, tamaños y formas, formando un crisol de historias que coexisten en insólita armonía.  ¡Excelente! Un mundo de minorías que hacen fila en la ventanilla de la inclusión; un mundo de pluralidades sacralizadas que se transforman en discursos de éxito, de emprendimiento e innovación.

En un mundo superfluo, sólo cabrían en aquel discurso los aplausos y la celebración de las conciencias redimidas.  No obstante, en mi mundo rebelde, poco a poco se fue revelando un viejo paradigma conocido y desgastado, pero no por ello menos feroz.  Como un león que acecha detrás de la escena en que descansa su presa, así fue apareciendo ese discurso devastador, intentando burlar el filtro humanista de la crítica pensante.  Aquel séquito de mentes brillantes había intencionalmente omitido el “para qué” de la inclusión que estaba sobre la mesa. Mientras ésta se presentaba como la panacea de moda frente a los grandes problemas de la vida, de ninguna manera valía en aquel momento preguntar la motivación de aquella solución.

Incluir, sí… integrar, recibir en el seno de un estado de cosas, a aquellos que habrían sido marginados.  La diversidad, por siglos combatida y acallada, ahora aparecía en una imperante necesidad de ser utilizada para el buen funcionamiento de algo que ya no funciona.  Aquel discurso hablaba de la inclusión de jóvenes excluidos, de migrantes y refugiados, de otros con capacidades dispares o fuera de la norma, y de todos aquellos cuyas existencias fueron de alguna manera puestas en contradicción ontológica con el Ser de letra mayúscula. Pero la inclusión anfitriona en aquellas reflexiones llamaba a ser parte de una existencia cuya esencia es fundamentalmente desigual. Incluir al excluido en el engranaje de la misma máquina que lo excluye. ¡Sí, esa era la premisa de fondo! Una especie de "nostalgia imperialista" como decía Rosaldo... Al final aparecía ya sin ambages el contenido claro de aquel discurso: incluir al esclavo para que siga siendo esclavo...

Aquella inclusión instrumentalizada sería precisamente la mayor explotación de esas diversidades. ¡Incluir para explotar! ¡Integrar para desechar! Como aquel desdichado que es obligado a punta de cañón a cavar su propia tumba, así también se revelaba un estado del Ser que llamaba al Otro a integrarse al Ser para poder ser desechado.  Por supuesto, no fue así como se enunció en aquella mesa… De ninguna manera. En aquel discurso se hablaba de incluir para incrementar los beneficios económicos, el crecimiento y el desarrollo. Sí, usar la diversidad para aumentar la ganancia... ¡Tal como se escucha! Y el discurso en aquella sala aparecía blindado ante la crítica. Ningún cuestionamiento sería válido, pues todos sabemos que ya está pasada de moda (y de época) la noción de explotación obrera, o la de clase social y pobreza. Hoy tendríamos que cambiar el adjetivo “obrero” para empezar a pensar en “explotación inclusiva” o “explotación diversa”.  ¡Otra vez el mundo al revés!

Y cuando al final ya no pude contener mi rebeldía (o incluso mi locura), lancé un feroz ataque de nubes de colores. Hablé de felicidad y del sentido de la vida, del arte y el derecho a la alegría, de la dignidad humana. Hablé de los valores sublimes del ser y de su irreconciliable antagonismo con aquellas fórmulas de inclusión basadas en la acumulación y la devastación.  Mientras tanto, el letrado me veía con ojos de desdén y me condenaba a la irrelevancia. ¡Tenemos que bajar de la nube! …dijo finalmente el policía bueno. Está bien hablar de conceptos sublimes, pero en el mundo real hay que hacer dinero.  Está bien la dignidad humana, pero si no impacta en el producto per cápita y en el otro producto un poco más bruto, entonces sólo son fantasías en las nubes… Pero yo seguí hablando del amor, y nunca bajé de la nube.

Fue entonces cuando me di cuenta de que yo no quepo (y nunca he cabido) en el mundo real, en aquel que se autonombra verdadero.  En ese mundo pragmático e instrumentalizado, en donde cada quien tiene su espacio en la jerarquía y debe saber cuándo agachar la cabeza y cuándo levantar la voz ante el más débil.  No… nunca supe hacer eso. Yo creo en la dignidad humana. Creo en el valor de uso más que en el de cambio, y en el valor intrínseco más que en el de uso. Creo en la lealtad y en la verdad, pero sobre todo, creo en el amor…  Mientras otros hablan desde púlpitos de aristocracia, a mí me hace temblar la noción misma de que alguien pueda valer más, o menos, por su raza o género, por su clase o por su edad.  El valor humano no se mide con credenciales, sino en esencias.  El valor de la vida no se mide tampoco en discursos impecables o en razonamientos lúcidos e informados.  En mi mundo lo que vale es una mirada y una sonrisa verdadera, aquellas que emanan desde el fondo de la belleza del corazón humano, así con todas sus impurezas e imperfecciones. Ingenuo, puede ser… pero me rehuso vehementemente a dejar de creer en la equidistancia que existe entre todas las formas de existencia. Me rehuso a dejar de creer intensamente en el amor. "Muero como viví" cantaba Silvio. Así también, yo muero en mi cárcel de idealismo y de esperanza.  Y no estoy dispuesto a bajar de la nube, a dejar de combatir al mago Frestón, como lo hizo el Caballero de la Triste Figura… hasta su último aliento.  No podría dejar mi idealismo, porque el día en que deje de creer en el amor, en la verdad y en la justicia…  ese día habré sido fatídicamente derrotado.

Monólogo solipsista

(con fatiga emocional)


Hay días en que lo absurdo se vuelve insostenible.  El aire se torna cada vez más denso y pesa incluso respirar.  Sí… días en que el mundo se esconde avergonzado del dolor que emana de su vientre.  Siglos de historia se caen en pedazos, cuando el compañero milenario declara muerta su herencia.  Vende la majestuosa esencia de su estirpe por pedazos de dinero carcomido.  Hombres con discursos faustos claman libertad mientras pronuncian condenas de ignominia que laceran pueblos enteros. Mujeres disfrazadas de justicieras matan sin piedad lo poco que nos queda de humanidad, enarbolando una efímera y traicionera dignidad. Un niño asesina a su maestra, mientras la máquina industrial empaca en pequeñas cajas de cartón los instrumentos que entrenan a otros niños para matar. Suenan los tambores de la guerra mientras la masa de espectadores aplaude y se burla entre bromas de dolor humano.

¡Ten cuidado! Nada es lo que parece ser en esta trágica comedia que llamamos vida.  No creas lo que ves, ni tampoco veas sólo aquello en lo que crees.  Desconfía del aroma dulce de yerbas que embriagan mientras te secan el alma, pues justo en ese momento, cuando ríes y bailas, algo muere dentro de ti y dentro de mí. No creas verdadero eso que parece acontecer frente a tus ojos; niños que corren en asfalto, intentando alcanzar un pedazo de miseria piadosa revestida de festividad; pies rotos por el castigo obligado de la lucha diaria por la vida, mientras el capital calma su conciencia con juguetes de plástico barato vestidos de historias mágicas de antaño; mujeres acalladas que desaparecen entre hombres sintéticos de rostros bellos y corazones obscuros.

Cuídate de las palabras vacías de amor que hacen pasar por traición al amor verdadero y calumnian la lealtad sublime de quien entrega su corazón.  Intenta reconocer aquellos rostros cercanos que hoy se convierten en espías a sueldo, buscando someter voluntades ajenas, encadenándolas a dogmas gastados de miedo a la libertad.  Así, entre compañeros y amigos que caminan con el ego amenazado, podrás reconocer el engaño verdadero.  De nada valen la nobleza y el amor en este circo sin sentido.  Se humilla el justo y se enaltece el altanero. No queda vestigio de piedad alguna en aquellos que juegan a la vida.  Un error y cambia el mundo todo, hundido en infamia y en deshonra, mientras la mentira y el dolor se declaran triunfantes ante una prolongada ausencia.  Llego al límite de lo absurdo y me cuesta cada vez más trabajo respirar…

Hay días en que nada es lo que creo que es.  Ya no alcanzo a distinguir lo verdadero de lo falso.  Lo que creí justo se derrumba en una condena. Lo que creí verdadero se seca en soledad… mientras tanto, mi pequeño mundo se quema por hectáreas en tanto la posibilidad misma de mi vida se vuelve incierta.  La sola idea de amar en este caos aparece bruta e ingenua. Pero aun en medio de la barbarie humana, intento buscar una voz lejana… sólo para quedar atrapado eternamente en mi monólogo de soledad. Vuelvo a la realidad, fría e inhumana... no hay nada más allá de mi voz. No hay vida, no hay cariño… sólo queda la resignación.

sábado, 18 de enero de 2020

Una noche como hoy

En una noche como hoy, mi casa debería tener un leve aroma a té de frutas con azúcar, mezclado con un poco de olor a vinagre de arroz japonés… En el fondo una canción de suaves tonos sostenidos, mezclada con ruidos de calle principal y lluvia… Y yo, escondido entre una película italiana y un par de sábanas con olor a ti, descubriendo mi felicidad en tus ojos…

martes, 7 de enero de 2020

A wish

If you could have one wish come true, what would it be?

I wish for...

A world...
A world where love is
A world where love is more than the treasure of innocence
A world where love is an eternal promise of truth
A world where love is the eternal thought of you
A world where love is an eternal presence
A world where love is not only a game of flesh
A world where love is not a lie in your body
A world where love is not leisure of the wretched
A world where love is not monopoly of the gifted
A world where love is not a tale of distant lovers
A world where love is not afraid of hurt
A world where love is not afraid of time
A world where love is not as false as god
A world where love is not property of the propertied
A world where love is stronger than appearance
A world where love is not punished by the loved 
A world where love is brave and courageous
A world where love is and fear is not
A world where love is and money is not
A world where money is not what love is
A world where money cannot defeat a lover's sentiment
A world where money cannot be blackmail for the heart
A world where money is the nightmare of prehistory
A world where money is not a word in any language
A world where money is not a premise for your liberty
A world where liberty is the substance of your life
A world where liberty is unscathed love
A world where liberty is love
A world where love is truth
A world where truth is just
A world where love is just
A world where love is just what you are
A world where love is you
A world with you
A world with you and me
A world with you and me forever
A world with you and me together
A world with you and me in love
                       
                    That's my wish.

sábado, 4 de enero de 2020

Kuawmayotl (La Rama)

VERSO 1:

Yi oahsikoh kuawmayotl
Ximokuanextikan
Kampa nikan chanti 
se kualtlakatzintli

Chanti kualtlakatzin
Iwan se tekiwah
Ika anmomawisotzin
Axan ma nipewa

CORO:
Naranjas y limas
Limas y limones
Tlen kualtzin tonantzin
San kemin xochimeh

VERSO 2:

Sakatzin xoxowik
Ompa kan awaxtlan
Ximotlakentikan
Nikan tlaseseya

Ipan tlahkoyowak
Se kaxtil tlakuika
Kihtowa yi oneski
Temakixtikatzin

SALIDA:

Omiyotl kipia itlan, san se itlan!
Mikilis kipia ome...
Techmakakan tzopeliktzin, tzopeliktzin
Ma pakikan piltonmeh.

DESPEDIDA 1:

Axan ma tiwian, otimopakiltihkeh,
Pampa nikan kualli otechwalselihkeh

DESPEDIDA 2:

Axan ma tiwian, otimoyolkokohkeh,
Pampa nikan amo otechnapalohkeh.