Un instante…
La intersección de incontables pedazos de realidad;
Un trozo de existencia codificado en un tiempo y un espacio específicos,
Expresados en términos de voluntades que oscilan entre vida y muerte,
Entre el amor y el odio, entre lo moral y lo inmoral,
Entre lo sagrado y lo profano.
La eternidad…
El instante verdadero; el instante que no muere, que se rebela,
Desafía lo efímero y lo intrascendente, rebela el todo que conjuga la existencia.
La voluntad de vida deja de ser diferente a la voluntad de muerte.
Toda moralidad pierde sentido.
Sólo queda lo verdadero.
Tú…
Mi instante de vida; algo más que sólo un accidente pasajero,
Una eternidad presente vestida de pasado, atrapada en ese momento concreto.
Sin más temor al equívoco inevitable, escapando a la indiferencia,
Aliento de amor que emana desde lo más profundo del ser y del placer,
Unión de dos vidas conectadas, entrelazadas antes del inicio del tiempo.
Tú… espléndida rebeldía, magnífica e irredimible.
Tú… mi tiempo y espacio, mi esperanza de trascendencia.
Tú… mi alegría y mi dolor, mi virtud y mi pecado, mi fatalidad.
Tú… mi perfección, mi armonía...
Tú…
mi instante,
mi eternidad.
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